Si estás aburrido de cómo luce tu salón, te tranquilizará saber que no es necesario realizar grandes gastos, ni planificar una reforma radical para cambiarlo. Quizás te cueste creerlo, pero todo es un asunto de modificar complementos, paleta de colores, formas y pequeños detalles. Sin darte cuenta, tendrás un nuevo salón a tu disposición cambiando los textiles, las cortinas, los accesorios y si te viene bien un cambio de energía, elegir otro color para las paredes. A continuación, te daremos cuatro pasos con los que podrás modificar la visión de tu salón. ¡Tus invitados tendrán mucho que decirte!
Cambia el color de tus paredes
Uno de los principales consejos que dan los diseñadores de interiores para volcar la apariencia de cualquier rincón de la casa, es revestir las paredes con un nuevo color. Revisa tus gustos, cuál es el color que te identifica y qué sentimientos quieres reforzar en tu salón de estar. A partir de allí, no solo cumplirás la meta de cambiar la apariencia de tu salón, sino que tendrás el poder de generar nuevas emociones a través de la psicología del color.
El sofá como eje central
Uno de los elementos principales del salón es el sofá. Es donde reposamos junto a nuestros invitados y casi siempre es un captador de gran atención. Una manera de rejuvenecerlo o cambiarlo radicalmente de personalidad, es tapizándolo con un nuevo textil. Debes tomar en cuenta los colores y estampados que predominen en tus otros textiles como cortinas, cojines y alfombras.
Cuadros que hacen contrastes
Seleccionar cuadros que realcen las formas y los colores del salón, será un añadido muy especial. Algunas personas se dedican a combinar los textiles con los cuadros, realizando un juego de complementación visual que realza cualquier estilo decorativo.
Diseña nuevos accesorios
Después de haber realizado todos los pasos anteriores, solo restará hacer un refrescamiento de los accesorios y objetos decorativos. Puedes hacer una limpieza de lo que ya no te sirve e implementar accesorios de tendencia que puedes diseñar y realizar tú mismo. Por ejemplo, puedes utilizar los marcos vacíos (¡pero llenos de ideas!) o unas lámparas de papel.